sábado, 30 de abril de 2016

Y así como abril intento permanecer aquel viernes por la tarde a base de tormentas, yo decidí empaquetar todo ese viejo volumen  de historias y destruirlo, o abandonarlo en alguna biblioteca dispuesta a albergar causas perdidas. Me dejaste el cuerpo fuera y la cabeza entera para observar como seguías meneando las caderas, y no para mí, aunque yo tampoco seguía siendote fiel. Entendí aquella misma tarde mientras tomaba la carretera cogiendo carrerilla para volar alto, que lo mejor que nos puede pasar, algunas veces, es que las cosas terminen. Nos desgastamos como aquellas zapatillas blancas en verano, no nos quedaba nada qué decirnos, así que para qué seguir, para qué seguir albergando esperanzas y para qué seguir dedicándote canciones en silencio. Como bien decía Leiva, la culpa siempre pesa un kilo más para el que parte, y yo ya no estoy dispuesta seguir viendo como sigues luchando contra la tempestad y curarte con saliva, así hice equipaje ligero para hacerle un hueco a mis remordimientos, mis recuerdos y mis ganas de vivir.

Hoy me quiero, y desde esta orilla de la playa en la que me había perdido no se te escucha gritar. Así que, por favor planea alto  y no me alcances.

3 comentarios:

  1. Así que planea alto y no me alcances.. lo leí en el momento junto. Me encantó

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  2. Así que planea alto y no me alcances.. lo leí en el momento junto. Me encantó

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