domingo, 9 de octubre de 2016

Punto muerto.

 Al fin he entendido que para poder curarte hay que hurgar en la herida, que escueza y después pique, no para cerciorar de que seguimos sintiendo, porque no importa el grado de dolor ni los post-operatorios, seguimos sintiendo más interior que externamente.Mas bien porque  para librarte de la tormenta hay que meterse en el ojo del huracán primero o al menos eso he hecho yo. He vuelto a releer un poco ( quizás de lejos) nuestra historia, y creeme, nos he visto. Septiembre ha sido mar  y yo naufraga en mi propia memoria restaurando viejos recuerdos. He vuelto al inicio, me he parado a medio camino y he pasado de puntillas por el final, ya que quedan aun unas pocas gotas de sangre seca; llegando a la siguiente conclusión: dentro de mi sigues viviendo porque jamás te has ido del todo, al igual que yo sigo viviendo dentro de ti. Me gusta pensar que no vamos a poder perdernos nunca, que esa pequeña parte volverá a nosotros los domingos otoñales o los días de lluvia para, simplemente, mostrarnos que no estamos muertos, que nunca lo estuvimos, y que fuimos capaces de darlo todo el uno por el otro cuando nadie daba más por nosotros. Es así como prefiero recordarte en la post- guerra como aquella persona que entró en mi vida sin permiso, y que la cambió por completo, enseñándome que no debía meterle al mundo porque este me temía a mi por las irrevocables ganas que tenía de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario