sábado, 19 de noviembre de 2016

No sé qué harías si volvieses, y de verdad, que no hay cálculos matemáticos ni teoremas físicos que puedan dar un resultado exacto por si tu vuelta vuelve a perturbarme. Me dicen que es de tontos tropezarse con la misma piedra, pero es que tu eres una piedra que merece la pena hacerse heridas porque tu curas mis heridas, y las arrancas de golpe, y allí donde había piel rota y soledad, solo encuentro piel nueva y alma restaurada. Creo que volvería a aceptar todos nuestros términos con tal de volver a verte sonreír y amanecer a mi lado. Porque sigues siendo esa droga que no consumes pero afecta más que si la consumiese.
Ojalá rozaras el umbral de la puerta solo dos minutos más para teletransportarme a aquellas noches donde el tiempo no corría y la química marcaba el aire de nuestros pulmones.

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