sábado, 4 de febrero de 2017

A veces vuelvo marcha atrás dos años.

Hoy es un día de esos en los que todo parece raro y frío ahí fuera pero la realidad es que más gris se me hace a mi despertar sin tus buenos días. No recibir ningún mensaje diciendo que anoche me dormí sin darte pista y que te quedaste pensando en si de la misma forma algún día desaparecería de tu vida. Hoy es un día de esos en los que hago el inventario y me faltan besos que nunca te dí, palabras que nunca te dije, y algún que otro abrazo, en fin, me falta de todo ya ahora que ya no estamos, es así, no te rías. Así he visto que lo más traicionero de esta vida es el tiempo porque en vez de hacernos eternos es capaz de destruirnos despertando en nosotros todas esas dudas y arrepentimientos que habitan en el sótano de nosotros. Hoy es un día de esos en los que todo duele y poco calma, en los que ni cerrar los ojos me salva porque al abrirlos todo seguirá derruido, y si tuviera que hablarte de cosas que matan te confesaría que lo que mi infierno me ata es saber que verte marchar sin dejar cuerda de tender donde seque esta tristeza es lo que me ha hecho falta para ver cuanto me equivocaba al pensar que nunca perderías las ganas. Hoy es un día de esos en los que vuelvo a rescribirte, a reinventarte y a releer todo lo que hemos arrasado. Todo podía haber sido distinto y aquí sigo cosiendo todos los trozos que hacen de mi misma porque hoy es un día más en blanco, una cruz más en el calendario, unas ganas que rompen y arden hasta reducirse en nada, unos ojos que siguen sin querer pasar de página porque no entienden o no quieren hacerlo, que nuestra historia está ya terminada.

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