domingo, 1 de abril de 2018

"Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te casas y vives para siempre, y un segundo amor que perderás. Alguien con quién naciste tan conectado que las fuerzas de la química escaparán siempre a la razón. De amor ya no se muere, pero te juro que una parte de mi se rompió el día que dejé volar a Hugo. Hay millones de tipos de adiós pero el peor de todos es aquel que genera una guerra contigo mismo nadando a contra corazón pero no pasiones. Es necesario alejarse porque el contrario tiene que aprender cosas que nunca aprenderá si te quedas a su lado. A veces escucho los mensajes de audio que Hugo me mandaba, les doy al play y me imagino que nunca estuvo lo suficientemente ciego como para no ver más allá de sí mismo. Le podía el instinto, perdía las formas de una manera carente de respeto hacia mi, y claro yo no podía permitir eso. Un día alguien le hablará de mi y entonces, quizás, se dará cuenta de que no me mueve cualquier chico y no para mi vida por cualquiera. Entonces se preguntará porque sí lo hice con él. Ese día ya hará tiempo que me habré ido y habrá sido necesario porque al final uno no es consciente de las cosas hasta que son pasado. Aunque supiera la verdad tras sus ojos, aunque supiera perfectamente porqué el destino había querido cruzar a Hugo en mi camino. Él  todavía tenía que aprender algunas cosas de la vida, y yo no podía conducirle a enseñárselas, solo el podía dar con las respuestas. Al fin y al cabo, estamos vivos para eso, para aprender lecciones. Qué sería de nosotros si no pudiésemos evolucionar Así que un día lo entenderá, verá todo esto como algo muy distinto. Algo que era necesario. Hasta entonces me guardará en un rincón de su mente digno de quemar la peor basura  y seré otra más en su lista de personas indeseables. Solo que con una diferencia, en el fondo sabrá que ese nunca fue mi lugar. Hugo decía que era como él en chica, no le faltaba razón. Había algo entre él y yo muy paralelo, una forma de hacer, de ver las cosas incluso de traducir la vida. Supongo que caminamos en la misma dirección. Solo que él vivía en Marte y yo en Plutón. Y fíjate que aún así podíamos encontrarnos. A veces imagino que nunca ardió Troya, y que es posible alejarse de alguien para darle perspectiva sin que te odie sin que arremeta contra ti. Sin embargo, no dejo de preguntarme y sí alguna de las personas que he dejado atrás en mi camino fuera el amor de mi vida...
Pero luego me autorespondo que el mundo sigue siendo un círculo, y cuando él toma una dirección y yo la otra. "

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